La importancia del descanso

Seguro que te ha ocurrido: Llega el fin de semana y fantaseas con la idea de un par de días para relajarte. Luego miras la agenda y te das cuenta de que no hay un solo hueco libre. Ya tienes quedadas con amigos, tienes que hacer la compra, alguna colada y llevar a los críos a jugar algún partido de la liga esa a la que les apuntaste sin ser muy consciente de donde te estabas metiendo. Bienvenido Freizeitstress.

Freizeitstress: (del alemán) Es el estrés que provoca tener tiempo libre y todas las actividades que hacemos para ocupar ese tiempo.

Podríamos soltar el cliché de que solo los alemanes pueden agobiarse por tener tiempo libre. Pero si de verdad algún día fue así, la globalización ya se ha encargado de que a todos nos pase igual. Forma parte de la vida moderna: queremos aprovechar el tiempo al máximo y tener 2 días a la semana sin asignar son un lujo que pocos pueden permitirse. ¿Cómo vas a quedarte en casa con el día tan bonito que hace? Habrá que salir al menos al centro, entrar en alguna tienda y hacer alguna compra que no necesitamos.

Tampoco somos capaces de desconectar de la tecnología. Nuestro teléfono nos acompaña siempre online, siempre preparado para recibir notificaciones que nos hagan entrar en una espiral de Twitter o similar. Llevamos un mundo de distracciones en nuestro bolsillo y sentimos la necesidad de comprobarlas a cada rato.

«Los ratos de ocio son la mejor de todas las adquisiciones» – Sócrates

Otra variante es cuando se tienen niños y pensamos que colmándoles de actividades les estamos dando el fin de semana perfecto. Una pieza más de nuestro plan para diseñar la infancia perfecta. Queremos que vayan a clase de deporte, de música y de algún idioma. Por supuesto que tener el problema de poder permitirte llevar a tus hijos a tanta actividad extraescolar es un privilegio, pero uno que se da cada vez con más frecuencia cuando todo el mundo tiene miedo de que su hijo se «quede atrás». ¿Qué en su clase hay un niño que va a clase de Mandarín? Nada, a apuntarlo inmediatamente.

Los niños necesitan un tiempo no estructurado, sin horarios ya establecidos para aburrirse. Forma parte de su desarrollo y les ayudará a desarrollar su imaginación y a motivarse ellos mismos. Tenemos a los niños tan saturados de información que en cuanto se les corta el grifo de las nuevas tecnologías, no saben qué hacer.

Y nosotros al fin y al cabo somos como niños, que también necesitamos de un tiempo de descanso verdadero para jugar y cultivar nuestras aficiones y después empezar una nueva semana con las pilas bien cargadas. Así que de vez en cuando, deja huecos sin asignar y simplemente disfrútalos.