A primera hora, lo primero. Luego el infinito.

Esta es una técnica sencilla que he descubierto gracias al libro de Mago More y que creo que tiene un enorme impacto en en la productividad personal. Cuando estas hablando con algún amigo y sale el tema de hacer deporte, uno de los comentarios más típicos es «¿Pero cuándo? ¡Si no me llegan las horas del día!» Y es normal, tenemos tantas tareas cada día que a veces parece increíble llegar a la hora en la que por fin te puedes meter en la cama a descansar. Esto mismo que se dice con el deporte pasa con cualquier proyecto personal y cuando ves gente que sí consigue hacerlos, te preguntas ¿Pero de dónde sacan el tiempo?

El infinito

Me gusta mucho la terminología que usa More para diferenciar las tareas que llevamos a cabo durante nuestro día. Por un lado están nuestras metas o proyectos personales para los que nunca encontramos tiempo, aquello que queremos hacer para mejorar y sentirnos realizados. Por otro lado está el infinito, que son todas esas tareas que tenemos que hacer, o que no tenemos que hacer pero empezamos a hacer y no sabemos cuando parar, esas maravillas de la tecnología.

Entrar en el infinito es como entrar en la madriguera de conejo de Alicia en el País de las Maravillas. Una cosa te va llevando a la otra y al final se te ha ido el día persiguiendo a un conejo, celebrando no cumpleaños o corriendo para que la reina de corazones no te corte la cabeza. Vamos, lo que es un día normal para quien trabaja, tiene niños y entra en redes sociales.

En modo avión

Seguramente, la forma en la que gestionas tu infinito se puede mejorar. «Ser más eficiente», «Hacer más con menos», «Exprimir las horas del día»… Todos esos trucos pueden estar muy bien (o no), pero este es muy simple y eso hace que sea más probable que lo lleves a cabo, que al final es lo importante. Consiste en quitarle al infinito un ratito cada día. Tomarse un ratito (con media hora al día ya notarás un gran impacto) en el que vamos a activar nuestro «modo avión» y concentrarnos en nuestro proyecto o meta personal.

Durante un rato al día tienes que aislarte de todas posibles interrupciones, silenciar el teléfono, desconectarte de Internet y enfocarte en lo que quieres hacer. Luego ya, que venga el infinito, pero tú al menos ya habrás cumplido ese día acercándote un poco más a completar tu proyecto o meta.

Por supuesto ese ratito de «modo avión» lo podemos colocar en cualquier parte del día, pero mientras más avanzado está el día, más probable es que algo haya surgido y termines postergando y postergando… Por eso lo más sencillo es colocar tu meta a primera hora del día. Antes de entrar en la madriguera. Pasado un tiempo te sorprenderá cuanto has avanzado.