Los hábitos con calzador entran mejor

Parafraseando a Charles Dickens: El ser humano es un animal de hábitos. Cuando hemos repetido una acción el suficiente número de veces, ya la hacemos sin pensar. Esto es cierto tanto para buenos como para malos hábitos. Cada vez que realizamos una acción, nuestro cerebro usa una serie de conexiones neuronales específicas para esa acción. A base de repetir y repetir la acción, estas conexiones se usan más y más, y se vuelven más y más fuertes. Como al entrenar nuestros músculos, entrenamos nuestro cerebro. Así, nuestro cerebro cambia y estás acciones se vuelven más y más fáciles de realizar.

Como estamos hechos de hábitos (y no de acciones puntuales inconexas), la forma de cambiar de verdad es cambiando nuestros hábitos. Si haces una dieta puedes perder los kilos que querías, pero si no has cambiado tus hábitos alimenticios, a la larga volverás al peso anterior (o mayor). La mejor forma de afrontar un cambio es cambiando nuestros hábitos: creando hábitos positivos, eliminando los negativos, adaptando los que ya tenemos… ¿Pero cómo creamos un nuevo hábito?

Los famosos 21 días

Se suele decir que se necesitan 21 días para crear un hábito. No es lo mismo para todas las personas, ni para todos los tipos de hábitos, pero como regla general podríamos decir que si consigues hacer algo durante un mes, es probable que consigas mantenerlo como hábito después. Luego vendría la fase de mantenimiento, pero lo más complicado es el primer mes.

Crear o cambiar un hábito es duro. Cada día de ese primer mes tenemos que usar nuestra fuerza de voluntad para hacer algo a lo que no estamos acostumbrados (o peor aún, para no hacer algo a lo que sí que estamos acostumbrados). Como ya sabemos, nuestra fuerza de voluntad se agota con el uso, así que nuestro éxito dependerá de lo fácil que nos lo pongamos.

El camino de menor resistencia

Así que tenemos mucha ilusión por crear nuestro nuevo hábito. Tenemos un calendario para ir marcando los días que lo cumplimos y estamos motivados a tope. Los primeros días vas cumpliendo y marcando, nuestra fuerza de voluntad empieza a no ser suficiente y cuando nos damos cuenta el calendario está prácticamente limpio. ¿Qué falló?

La motivación se fue acabando y terminamos tirando por el camino de menor resistencia (La cabra tira al monte). Estamos intentando crear un camino nuevo cuando hay uno que ya existe y que es más fácil. Como bien explican en 99pi, los parques públicos están llenos de ejemplos de caminos de menor resistencia creados por transeúntes que ignoran el camino que originalmente se diseñó.

Cuando los usuarios no hacen caso del diseño. Foto de Natalia Klishina

El calzador de hábitos

Si a tus hábitos les cuesta entrar, busca un calzador. Piensa en qué puedes hacer para hacer más fácil tirar por el camino que quieres o hacer más difícil tirar por el camino que no quieres (cuando quieres cambiar malos hábitos).

Por ejemplo: si tu nuevo hábito es tocar la guitarra, tenerla guardada en su funda dentro del armario, pues ayudar, ayudar, precisamente no ayuda. Sin embargo si la tienes en medio del salón fuera de su funda, es más probable que practiques cada día.

Si la cosa es hacer deporte, será más fácil si ya tienes un plan de ejercicios establecido de antemano y no tener que decidir qué hacer cada día. Tener la ropa de deporte a mano ya preparada desde la noche anterior, ponerte un evento en el calendario para bloquear ese tiempo y que te notifique… La cosa es ponértelo lo más fácil posible, porque sabes que no va a ser fácil. Si fuera fácil, ya lo estarías haciendo cada día.

Un ejemplo de cambio de un mal hábito: si sueles caer en el agujero sin fondo de las redes sociales, ponte un poco más difícil acceder a ellas. En el ordenador puedes «cerrar sesión» al terminar. Sólo con tener que poner las credenciales cada vez, ya verás como te lo piensas y más de una vez cierras la pestaña del navegador antes de entrar. Desde el teléfono puedes esconderte el icono de la App nociva (facebook, instagram o la que sea) en la parte más lejana del teléfono, así tardaras más en encontrarla. Por supuesto desactiva las notificaciones, porque si no, mas que un camino de menor resistencia, tendrás una autopista de menor resistencia hacia la perdición.

Se puede ser muy creativo con esto de los calzadores. Si, por ejemplo, crees que ves demasiada televisión, esconde el mando de la tele en algún sitio o mejor aún, cada vez que apagas la tele, quita las pilas al mando. Sólo ese momento de ponerle las pilas te ayudará a reflexionar y puede que evite que entres en una espiral de telebasura.

En fin, intenta allanarte el camino para los buenos hábitos y ponte a ti mismo palos en las ruedas para los malos. El día a día ya es lo suficientemente complicado para no contar con un poco de ayuda y los zapatos nuevos a veces no entran tan fácilmente.